La fórmula mágica para quienes no creemos en fórmulas mágicas  - GROW Consultora
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La fórmula mágica para quienes no creemos en fórmulas mágicas 

La fórmula mágica para quienes no creemos en fórmulas mágicas 

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Contexto

Hace algunos años fui convocado como speaker a un programa llamado “Desafío Coaching 30 días”. Era una maratón de un mes en donde, por la mañana y por la noche, dos referentes del desarrollo humano daban una ponencia. Realmente mucha energía y experiencia puesta a disposición de miles de personas. (cerca de 100.000 inscriptos en su última edición).

Imaginé muchas veces como sería ese momento, el dar esa conferencia. Tenía muchas ganas, mucho deseo de poder compartir ante una audiencia tan grande y sobre todo tan activa como la que generaba esa “ola” de transformación que es “desafío coaching”.

Me sucedía algo especial con ese espacio…si bien tengo mucha experiencia en dar conferencias y talleres, mi disfrute al hacerlo tiene que ver con la interacción, con el ida y vuelta, con construir sentido entre todos, siempre admiré a aquellos colegas que pueden poner “play” y comenzar a hablar sin la necesidad de interactuar. Así que pensé mucho sobre que era aquello que quería compartir en ese formato.

Por otro lado, me encontraba siendo vicepresidente de FICOP (federación internacional de coaching ontológico profesional), me era fundamental centrar la conferencia dentro del ámbito del coaching ontológico, dejando de lado otras facetas o formaciones que en tantos años he ido realizando.

Finalmente, y siendo coherente con el título que había elegido (y que lleva este post), solté el buscar la fórmula mágica y definí permitirme jugar en esa conferencia, jugar yo y sobre todo jugar con la platea (con la que podía interactuar solamente por chat y con algo de delay, teniendo en cuenta que era una conferencia online, retrasmitida por plataforma a más de 20 países) animándome a hacer lo que más me gusta y disfruto que es trabajar con la gente.

Respecto del nombre, les cuento una pequeña anécdota, cuando lo pensé le puse “la receta mágica para quienes no creemos en recetas mágicas”, cuando grabé un video para la promoción del evento, hablé de “la fórmula mágica para quienes no creemos en las fórmulas mágicas”, cuando hablé sobre esto con quien nos asistía en la coordinación, me pregunto qué quería hacer…  Y le dije: “aún no me defino cual me gusta más, así que déjalo así equivocado, una prueba más que las recetas mágicas no existen”.

 

Mi propuesta

Quiero compartirte lo que conversamos aquella vez e invitarte a realizar una actividad.

Este posteo requiere de tu parte como lector un mayor involucramiento. ¡Lo primero que necesitás es ir a buscar una hoja y algo para escribir! Te prometo que no vas a tener que escribir mucho, pero seguro que será importante para vos.

Quiero poner énfasis en la idea no en el texto, “La fórmula mágica para los que no creemos en fórmulas mágicas…”, anímate a correrte de “los comos”, de los métodos, de las recetas, y poner énfasis en “los quienes”, en nosotros, en mi, en vos. Porque solo vos podés ser capaz de construir TU receta mágica. No esperen encontrar la pólvora en estas líneas, pero si, quizás, encontrarse a ustedes. 

 

Dibujar la mano

Días antes de la presentación, una alumna, en realidad ya colega certificada en mi escuela, ¡me cuenta una actividad que iba a realizar y me encanto! En esos días yo estaba pensando un poco en el formato que pretendía y eso me cuadraba por todos lados. Le pregunte si lo había diseñado ella y me dijo que no, que lo había visto en internet. Con lo cual no sé a quién agradecerle por la inspiración que fue para mí eso que ella vio y me contó y yo en mi cabeza armé, estimo que bien distinto a lo original, aunque seguramente conservando el espíritu.  Pero lo que apareció en esta idea “ya” mía, fue justamente yo. Ningún otro podría hacer lo que yo hice de la misma manera. Seguro muchos mejor, otros no tanto, pero igual definitivamente no.

Que quiero decir con esto, que siempre que hacemos algo lo hacemos con nuestro toque, siempre queda revelado quienes somos con cada accionar que ejecutamos, con cada palabra que decimos. En ese sentido, descreo de las recetas mágicas, de las fórmulas universales para todos.

Cada año suelo realizar alguna formación que tenga que ver con el desarrollo humano, un poco por curioso y otro poco buscando nuevas herramientas, y al principio suelo reconocerme medio descreído de lo que me dicen. No me llena de orgullo esto que cuento, pero es lo que me pasa. Al rato, suelto, me entrego y ahí aparece la magia, cuando yo me arrojo a convivir, a masticar, a respirar lo que ahí esta sucediendo.  Mi invitación, entonces, es que te arrojes a vivir esta experiencia que te propongo y vayas creando sentido para vos.

La idea es bien sencilla, lo primero que te pido es que dibujes tu mano, que la apoyes en la hoja y que dibujes su forma.  Una vez dibujada, mírala (a tu mano), quiero que notes que ese dibujo no es tu mano, si ponés tu mano al lado notarás que no son lo mismo, tu mano y el dibujo.  Si bien sabés que el dibujo es de tu mano, podría llegar hacer el dibujo de otra mano más o menos del mismo tamaño, ¿cierto? Si miras tu mano, tiene otro relieve, otro color, un anillo en mi caso, uñas, etc. ¡Si miras la hoja se me hace como vacía frente a toda la riqueza de mi mano!

 

Reflexión sobre la palma y el puño

Eso me pasa un poco a mí con las recetas o las fórmulas, siento que están vacías de mí. No me pertenecen, son “cómos” y muchas veces vivimos deseosos de “cómos”…cómo hacerse rico, cómo tener una pareja feliz, cómo bajar de peso en “x” tiempo, cómo ser plenos, cómo influir en las personas… la invitación es que pongas atención en los “quiénes”, en quién requiero ser para lograr aquello que me propongo. Apalancarme en el ser, no en el “como”.

Volviendo al dibujo de la mano, fíjate que hay un contorno, un borde, un límite, de un lado de la línea soy yo, es mi mano, del otro lado ya no es la mano. Lo mismo pasa con nosotros en el mundo, tenemos un límite, y fuera de nosotros hay un contexto, un mundo que juega su parte.

Te invito a centrarte en tu juego, dentro del contorno. De lo que está, metafóricamente hablando, dentro de tu mano, al alcance de esta. Qué poner en esa mano, claramente no te lo voy a decir yo, sino estaría diciéndote los ingredientes de tu receta, esos los vas a elegir vos, lo que voy a pretender es darte cierto contexto para que le pongas “tu toque personal”.

Vamos a aprovechar las distintas partes de la mano para ir pensando diferentes cosas, para mirarnos desde distintos ángulos e ir creando nuevas reflexiones sobre nosotros mismos.

La palma, que sirve para aplaudir podría ser lo que te reconoces, es decir poner en tu palma aquellos atributos por los cuales te reconoces, aquello que tenés, que te pertenece como característica que sentís que es un valor. Para algunos podrá ser su compromiso, su amorosidad, o tu tranquilidad, o la alegría, tal vez la buena predisposición.

Es curioso una de las temáticas con las que me encuentro más seguido en organizaciones es la “falta de reconocimiento”, y paradójicamente, cuando les pregunto a las personas cuales son las cosas que se reconocen, qué distinguen como valor de sí mismas, muchas veces les cuesta encontrarlo. Así que tomate este minuto para escribir allí en tu palma aquellos valores con los cuales crees que cuentas.

Avanzando con esta reflexión, si cierro el puño, en señal de golpe, de fuerza, me gusta verlo como por lo que “me pegaría un puñetazo”, aquellas cosas que no me gustan, esas características de mi personalidad que no me gustan. Claro tu dibujo no tiene reverso, así que simplemente por fuera de la mano, has un pequeño listado de esas dos o tres cosas que no te gustan de vos.

Bien, espero que ya todos hayan puesto entonces el listado de valores propios en la palma y el de los defectos por fuera de la mano.

 

Si yo tengo mi mano cerrada, pensando en los defectos un buen camino es abrir mi mano, “soltar” al mundo mis virtudes. Si estoy mostrando mis virtudes, difícilmente pueda mostrar mis defectos al mismo tiempo. 

De hecho, hoy el coaching dentro de las organizaciones tiene mucho más que ver con trabajar las potencialidades que las debilidades, es decir, poder pararme en mis recursos, generar equipos en donde cada uno pueda aportar lo mejor que tiene.

Te regalo la reflexión acerca de cuáles son aquellas virtudes que tenés para regalarle al mundo por sobre aquellos defectos que te reconoces.

 

El dedo gordo

¡Pasemos a observar nuestro dedo gordo, el del ok! El que aprueba o desaprueba, el que nos permite hacer el movimiento de pinza, agarrar aquello que necesitamos, nuestra huella digital, etc.

De todas esas metáforas, la que más sentido me hace es la de “está todo ok”. ¿Y cuando decimos que está todo ok? Cuando juzgamos que lo que está sucediendo o sucedió está acorde a lo que queremos. ¿Cuándo le decimos ok a otro? Cuando juzgo que quien está siendo, su actitud, su respuesta, su hacer, están ok.

¿Entonces la pregunta seria, de qué manera tendríamos que ser nosotros para darnos el ok a nosotros mismos? ¿Qué tipo de hombre, qué tipo de mujer quiero ser? ¿Cuáles son aquellos valores que quiero portar?

Cuando nacemos no es que la partera dice “acá va un tímido”,” acá va un mal humorado”, “acá va un desconfiado”, “sale un desvalorizado” nacemos llenitos de posibilidades, pero luego, por nuestra historia, familia, cultura, vivencias, creencias, emociones, etc., “elegimos” y lo pongo entre comillas, porque no estoy tan seguro de que hagamos esa elección, elegimos un patrón de acciones particular, que repetimos a lo largo de nuestra vida. ¿Se entiende? De todo el abanico de posibilidades elegimos tres, cuatro, cinco maneras de ser que consideramos propias.  Estas son la que responden a la pregunta ¿quién sos?, dirás de vos más o menos los atributos que anotaste en tu palma, y quizás algunos de los defectos que estaban por fuera.

 

Pero claro que eso no es quien sos, eso es lo que reconocés que sos, aquellas características que tomás como propias.  Por ejemplo, si vos te consideras tímido, no es que te cortás la cabeza y brota timidez, no es que te realizás un análisis de sangre y surgen tantos glóbulos rojos, tantos blancos y tantos de tímidos. Es en tu accionar que te constituyes como tal, mejor dicho, en lo que relatas sobre tu accionar, uno de los postulados de la ontología del lenguaje, justamente es que la acción genera ser, que uno deviene en aquello que hace.

Entonces la idea es que, en tu dedo gordo, mejor dicho, en el dedo gordo de la mano que dibujaste, puedas poner aquellos valores que quieres portar, en ese hombre, en esa mujer en la cual te quieres transformar, en ese que quieres diseñarte. Podrán ser algunos de los valores que ya reconoces como propios y están ya en tu palma a tu alcance y otros que quizás hoy te son más lejanos, quizás no sabés cómo lograrlo, pero si sabés que quieres ser ese. Anímate, en este momento a jugar, a declarar esos tres o cuatro valores, serían como tus ingredientes de esta receta mágica que estas construyendo. 

 

Lo que vayas a escribir hacelo con absoluta rigurosidad moral, con convicción de quien eliges ser. La declaración es un acto lingüístico que genera realidades que antes no existían, después puede ser que tengas el poder de hacerla válida, es decir, sostener aquello que declaraste o no , y tengas una nueva oportunidad para volver a declarar e ir por ello, pero definitivamente tenés la autoridad para definir quién sos, quizás no la tuviste de niño, quizás no sabías que la tenías ahora de grande, pero sí sé que ahora podés hacerlo.

 

Él que señala el camino 

El dedo índice, es aquel que señala el camino, también es el que pide una opción, como invitarte a elegir, es con el que pasás las hojas del libro, muestro aquello que quiero en la vidriera, y de eso se trata de lo que vamos a reflexionar en este momento, elegir el camino, los objetivos, eso que querés lograr, ese espacio de tu vida en el que querés tomar posición.

Muchas veces nos encontramos viviendo en inercia, en automático, sin un rumbo, sin un faro.

Para poder vivir a propósito, hay que tener uno. Un propósito, un “para que” y también un “hacia dónde” que nos sirva de faro.

La idea entonces es que habiendo elegido quien queremos ser, podamos elegir hacia dónde vamos, en qué resultados se van a ver expresadas esas formas de ser que elegí para mí.

Cuán importante definir qué es lo que quiero, muchas veces tenemos más claro lo que no queremos que lo que queremos, sería como ir al supermercado con la lista de lo que no necesito, y nadie hace eso, cuando vas de compras llevas el listado de lo que buscás. Es más, te debe haber pasado de ir al supermercado sin ese listado y terminar comprando cualquier otra cosa que no necesitabas.

Hay veces que andamos de compras en el gran supermercado que la vida es, con la lista de lo que no necesitamos, comprando cosas que no queremos, relaciones, trabajos, obligaciones, etc.  Y sin siquiera pensar, o sin animarnos a pensar lo que queremos.

Te invito entonces a poner en el dedo índice, esos tres o cuatro objetivos generales, ese faro al cual querés apuntar. Puede ser algún tipo de relación particular, un trabajo “x”, aquello que vos quieras y hacia donde desees empezar a andar.

 

Suelo decir en los cursos que facilito, que todos tenemos algunos resultados que queremos y no tenemos y algunos resultados que tenemos que no queremos más. Pero que simplemente no ponemos el foco en apuntar hacia lo que queremos, ya sea porque lo intentamos y no salió, o porque no nos animamos, y muchas veces porque pensamos que es imposible.

En mi experiencia pocas veces queremos cosas imposibles, lo que si pasa muchas veces es que queremos cosas improbables. Y son dos mundos distintos. Lo imposible es aquello que es fácticamente imposible, cruzar una pared corriendo, volar por mis propios medios, etc., ninguno de ustedes imagino tendrá un objetivo de ese tipo.

 

Conectando con el corazón

Al dedo mayor muchas veces se lo llama dedo corazón, o dedo del corazón, investigando en internet, encontré que hay quienes dicen que en realidad el dedo que conecta con el corazón es el anular, o sea biológicamente hablando, eso es lo que se ve, sin embargo, muchos insisten en llamar dedo corazón al mayor. A mí me parece genial llamarlo del corazón, aunque la razón diga otra cosa, porque justamente cuando la emoción manda la razón obedece. 

Así que vamos a centrarnos en este dedo a reflexionar sobre nuestras emociones…

¿cuáles serían aquellas emociones que acompañarían de manera ideal eso que querés ser y eso por lo

que querés ir?

Antes hablamos, de nuestras virtudes, de los valores con los cuales queremos identificarnos, el rumbo, el norte que nos fijamos, es momento de poder también diseñar que emociones queremos portar, empezar a generarnos esos estados de ánimo que favorecen quienes queremos ser.

Muchas veces arrancamos al revés, decimos cuando tenga tal resultado me voy a sentir de tal manera, ahí estamos sometiendo quienes somos aquello que logremos o tengamos. No creo que sea buen camino. Elijo el camino opuesto, el de trabajar sobre quien soy, sobre qué acciones hago, sobre cómo me siento, en definitiva, sobre quien estoy siendo, para de esa manera hacer, actuar en consecuencia. El tener, el resultado, será la consecuencia lógica de mi ser/hacer alineado aquello que yo quiero.

Sería como empezar a ser hoy el que creo que sería si tuviese los resultados que me gustan.

En vez de que mi ser sea la consecuencia de mí tener, sería que mi ser sea la causa de mi tener. 

Imagino que cuando nos levantamos todos elegimos que ropa ponernos, y de hecho hasta lo hacemos acorde a la actividad que tenemos que realizar, no me pongo lo mismo si voy a ir a trabajar que a practicar un deporte. De la misma manera, la idea es que puedas elegir que emoción “querés ponerte el día hoy”, desde donde elegís arrancar. Ustedes me dirán “Si, Fer muy lindo, pero hay veces que la vida” …sí, es cierto hay veces que la vida juega sus cartas, y no nos favorece mucho la jugada, con más razón, se hace indispensable, diseñar mi emoción para poder hacer el mejor de los juegos posibles, dado las cartas que me tocaron.

 

Yo creo que cuando nos tomamos seriamente la declaración de quien quiero ser y empezamos a actuar en consecuencia, la emoción acompaña. Hay una frase que me encanta, voy a suavizarla un poco, sería algo así: “pon en movimiento tu cuerpo que la cabeza lo acompaña”, no decía cuerpo la frase original, pero supongo que se entiende. Parafraseando esa frase, pon el cuerpo en movimiento que la emoción lo acompaña.

Anota entonces en el dedo mayor esas dos o tres emociones que quieres portar, que quieres que acompañe esas formas de ser que elegiste para vos.

Tenemos ya nuestras virtudes, los valores que elegimos para nosotros, el rumbo hacia donde vamos y las emociones que necesitamos.

 

El compromiso hecho dedo 

Pasemos al dedo anular, el del anillo. El que representa el compromiso, la pareja, para mí las relaciones en general. Y dado que somos seres sociales, no hay chance que alguna receta que diseñemos no incluya nuestras relaciones.  No hay ningún resultado en el cual no esté involucrado de alguna u otra forma otras personas. Definitivamente no sería quien soy si no tuviese las relaciones que tengo.

Entonces en este dedo, te invito a escribir cuales son las relaciones que están involucradas en ese rumbo que fijaste antes.

¿cuáles son esas relaciones importantes que te definen?  ¿qué atención le estamos dando a nuestras relaciones más importantes?  ¿Sabrán que son ellos quienes más nos importan? Estimo que pensarás que sí. La pregunta es ¿cómo lo sabes?

Yo no dejaría de chequear, de recordar, de resaltar cuan importantes son en mi vida aquellas personas, e ir y decírselo positivamente, no suponer que lo saben, no demostrarlo pensando que se van a dar cuenta, seamos explícitos, “sos importante en mi vida”.

Se dice que el tamaño de nuestro mundo es igual al tamaño de las promesas en las cuales estamos involucrados, a mayor cantidad de promesas, mayor cantidad de relaciones, mayor amplitud de nuestro mundo. Nunca tendremos resultados más grandes que las relaciones en las cuales estamos involucrados. Y esas relaciones se construyen de conversaciones, entonces nunca tendremos relaciones más grandes que el tamaño de nuestras conversaciones.

Y muchísimas veces nos encontramos teniendo conversaciones muy pequeñas. Muy limitantes, muy escasas, muy de cuidado, de restricción, y la invitación es a conversar abundantemente, poder hablar de todo con todos, generando esas plataformas de consenso en donde plantear las cosas importantes de nuestra vida, de nuestros intereses.

 

Ultima parada del viaje 

El dedo chiquito, pero no por eso el menos importante. El dedo más inquieto, recuerdo de chico mi papa me contaba un cuento con los dedos, era algo así como que el gordo encontró un huevito, el índice lo cocino, el mayor lo pelo, el anular le puso la sal y este que era el más chiquito se lo llevo y se lo comió.

La idea es justamente que, en este dedo chiquito, pases a la acción, pongas esas pequeñas pero significativas acciones en línea con quien querés ser. Como se escucha siempre: “el primer paso no te lleva a donde querés pero te saca de donde estás.

Muchísimos proyectos y muchísimas buenas ideas no suceden porque no se comienzan, no se da ese primer paso que pone en movimiento la cosa.

¿Cuáles serían entonces para vos esas dos o tres acciones? Pon foco en que sean pequeñas, no pretendas ir de 0 a 100 tan rápido, se más humilde, piensa en ese pequeño paso que te orienta, te para hacia lo que querés, te hace avanzar en línea con tu propósito.

Haciendo un racconto, tenemos las virtudes en la palma, aquellas cosas que no nos gustan quedaron a un costado del dibujo, y me encanta el simbolismo que están por fuera.

(Recuerden el secreto de soltar al mundo las virtudes), definimos quien queremos ser, esos tres o cuatro valores que nos son fundamentales. Marcamos un horizonte, el rumbo hacia donde vamos, pusimos atención en las emociones que queremos para nosotros, en las relaciones involucradas y por último esas pequeñas acciones que nos ponen en movimiento.

Yo creo entonces que como toda receta tiene algunas cosas que son fundamentales y otras que no. Por ejemplo, la salsa boloñesa debe tener si o si tuco y carne, algunos podrán ponerle cebolla, otro morrón, otros algún ingrediente, pero tuco y carne no puede faltar.

En la vida, en esta receta que estuvimos armando, yo creo que el rumbo puedo variar, las emociones cambiar, las relaciones ser otras y variar las acciones.  Pero creo que definitivamente lo que no quiero cambiar, lo que quiero sostener, lo que quiero declarar es quien yo quiero ser.

Sobre todo, esto que te compartí, trabajamos en nuestro programa TOOLBOX, es un contexto de aprendizaje en el cual, desde la liviandad, abordamos profundas reflexiones, aportamos herramientas concretas y te damos asistencia para que puedas empezar a diseñar la vida que querés y que podés alcanzar. ¡Realizamos varias ediciones cada año, no dejes de averiguar cuando es la próxima!

 

MCOA | Fernando J. Hindi

@ferhindi

Director de Grow Consultora