07 Feb 3 claves para evaluar tu año
Es probable que estemos hechos para preocuparnos. Nos interesan las excepciones. Notamos lo nuevo, lo extraño e inesperado; es natural. No tenemos que explicar ni entender las cosas cotidianas normales, pero si tenemos que comprender las excepcionales. No le contamos a la familia como llegamos a casa del trabajo, salvo que algo muy extraño haya sucedido en el camino. La evolución nos ha programado de esta manera. El miedo y la preocupación son herramientas de supervivencia.
Los cazadores y recolectores que sobrevivían a tormentas repentinas y depredadores eran los que tenían la tendencia a buscar en el horizonte nuevas amenazas, en lugar de aquellos que estaban relajados y satisfechos. En una época más peligrosa, el costo de reaccionar de manera exagerada a una amenaza percibida era mucho menor que el de no reaccionar. Quienes estaban mas alertas sobrevivieron y nos pasaron sus genes a nosotros” nos explica Johan Norberg en su libro “grandes avances de la humanidad”, un pequeño gran libro que contiene interesantes datos que evidencian la mejora sustancial que hemos tenido como humanidad en términos de alimentación, higiene, esperanza de vida, pobreza, violencia, alfabetización, libertad e igualdad. Grande fue mi sorpresa al recorrer sus hojas y darme cuenta de que mi idea de cómo estábamos dista bastante de los datos disponibles.
Obviamente, los datos no hablan por sí mismos, somos las personas quienes los hacemos hablar mostrando algunos y ocultando otros. Una idea sostenida en datos simplemente nos muestra el marco desde donde justificamos lo que pensamos, de ninguna manera nos aproxima a una verdad absoluta. Sin embargo, me parece especialmente interesante interpelarnos en el sentido contrario, es decir, en aquellas ideas que sostenemos sin ningún dato que le de sustento o con datos erróneos que creemos certeros.
¿Tener razón o ser feliz?
Me gusta hacerles a mis clientes la siguiente recomendación: “no quieras tener razón con aquellas explicaciones que te causan sufrimiento”.
Fin de año nos regala esa instancia reflexiva que nos invita al balance del año vivido. Este recuento muchas veces lo hacemos en datos, que como decía antes, nos muestran una parte a la vez que ocultan otra. También solemos hacer el recuento en sensaciones sin contemplar los datos que las sostienen. En ambos casos, me quedo pensando que esta “reflexión” es insuficiente, y simplemente la hacemos para “tener razón” con la evaluación que ya teníamos en mente.
La invitación entonces es a deconstruir el relato de nuestro año para volver a construir uno que nos abra nuevas posibilidades, permitiéndonos observar con detenimiento las diferentes áreas de nuestra vida. Para que esta tarea resulte nutritiva y podamos traducirla en aprendizaje, necesitamos poder revisar nuestro año con una mirada responsable, apreciativa y sobre todo, con genuina gratitud.
La responsabilidad como elección de sabernos la causa de los efectos de nuestra vida. Entendiendo que independientemente del contexto, somos generadores de los resultados que obtuvimos. Con apreciatividad me refiero a poner en valor las experiencias vividas, focalizándonos en aquellos aspectos posibilitadores de las distintas situaciones del año. Por último, entender que todo lo vivido tiene como condición primaria que estamos vivos. Sino nada de ello hubiese ocurrido. La gratitud entonces, debería ser nuestra línea de partida al momento de observar nuestro año.
Cuando logramos mirar el pasado con responsabilidad, apreciatividad y gratitud, podemos decir que estamos aprendiendo de lo vivido. Y este aprendizaje nos da una plataforma en donde pararnos para encarar el año entrante.
Mi recomendación es poner especial atención en aquellos pequeños regalos que tenemos a diario, y al estar naturalizados no valoramos. Desde descansar en una cama cómoda hasta conversar con algún ser querido. Que la evaluación resultadista de tu año no te robe la oportunidad de contar con un hermoso relato de los últimos 365 días que te genere una sonrisa al dar vuelta la hoja de este 2018.
MCOA l Fernando J. Hindi
Director de Grow Consultora