20 Jun ¿En qué puede ayudarte el coaching?
En los últimos años el coaching se ha perfilado como una de las técnicas más consultadas y útiles para el desarrollo personal, de grupos y hasta de grandes corporaciones.
Cuando una persona u organización decide que alguna conducta debería modificarse, tiene la intención de adoptar o abandonar un hábito, pretende mejorar la cultura organizacional o atraviesa una crisis que monopoliza el tiempo y la atención, propia o de las organizaciones, debe saber que hay opciones para abordar sus objetivos y que siempre se puede pedir ayuda.
Muchos CEOs y personas de éxito recurren a diferentes técnicas para encontrar soluciones y cambiar la forma en la que se abordan los problemas. Es decir, buscan profesionales que los ayuden a aproximarse a un conflicto de otra manera para que el proceso de solución sea más eficaz, armónico y fluido. Uno de los recursos a los que suelen acudir, es el coaching, una técnica de desarrollo personal que es facilitada por la figura del coach.
Usualmente el coach ayuda al coachee – persona u organización coacheada- a cumplir un objetivo o meta. Sin embargo, al contrario de lo que se suele creer, la efectividad del coaching no se mide a través de los resultados, sino a partir de cuánto se disfruta del camino o mejoran los procesos. Como versa una de las frases cabecera de Grow, “El bienvivir es la base de un éxito sustentable”.
Es decir, para vivir bien, no es suficiente tener objetivos y cumplirlos, sino que el proceso por el cual uno llega a cumplirlos debe ser placentero. Ante esta proposición mucha gente se encuentra perdida y necesita recalcular. Aquí es donde aparece la figura del coach, en especial el coach ontológico. Este tipo de coaching es una técnica que viene a indagar en nuestra forma de ser en el mundo. Es decir, se ocupa de observar y cuestionar nuestras acciones, sin juzgarlas, pero poniéndolas en crisis para transformarlas a fin de encontrar un desarrollo interior positivo.
¿Para qué me ayuda el coaching?
En ocasiones las personas pueden encontrarse en busca de un “cambio” sin realmente identificar qué es aquello que buscan cambiar. A veces, buscan modificar su manera de ser, su forma de afrontar problemas o incluso la manera en que habitan el mundo. Saber y tener una meta clara para este “cambio” no es una tarea necesariamente individual, se puede contar con ayuda desde el primer momento.
Para ello existen los coaches, quienes llegan para conversar y discutir cuáles son las intenciones del coachee, prestando especial atención al intercambio, dándole mucho valor al lenguaje verbal y corporal, a las emociones, las preguntas y las palabras en general.
El coach no juzga, y durante el intercambio con el coachee, indaga y rastrea posibles detonantes para el cambio positivo. Después de todo, el objetivo de esta técnica es que las personas logren sentirse en plenitud,aprendan a potenciar su confianza y fuerza personal, para que, a través del bienvivir sean capaces de elegir metas a futuro y actuar de acuerdo a sus objetivos.
En resumen, el coaching facilita y acompaña el desarrollo de las personas para que puedan elegir con libertad y alcanzar sus metas personales. Esto se concreta a partir del momento en el que el coachee define cómo es la idea del bienvivir que tiene.
Una vez fijada esa meta de bienvivir, se trabaja en la confianza, las posibilidades y potencialidades de cada uno. También se trabaja en aprender a distinguir y desafiar creencias limitantes y en crear hábitos efectivos para impactar en los resultados que se buscan. Además, las personas que implementan el coaching en sus vidas alinean sus emociones, conversaciones y acciones a un propósito.
Por su parte, el coaching ayuda a empresas, instituciones y organizaciones en la gestión del capital humano. El trabajo del coach apunta a que las personas puedan dar su mayor potencial, con una gestión empática de las emociones de todos, conociendo los desafíos que implican las relaciones interpersonales, descomplejizándolas y cuidándolas para producir resultados positivos.
¿Cuándo necesito un coach?
En primer lugar, no existe tal cosa como un ‘momento perfecto’ para comenzar a trabajar con un coach, porque en cualquier momento el deseo o la motivación para realizar un cambio puede surgir, y esa será la señal para iniciar tu proceso. Usualmente en algunas personas se despierta la necesidad de recurrir al coaching a partir de una sensación de insatisfacción con algún aspecto de su vida.
En el ámbito profesional las personas pueden tener algunas señales como bajo rendimiento, apatía, falta de integración en los equipos o simple y llana desmotivación.
Algunas razones que pueden generar estos síntomas, pueden ser cambios en los equipos o en los jefes, pérdida de la conexión personal o profesional con colegas y compañeros, o falta de armonía en el ambiente laboral. Algunas de las acciones que el encontrar diferentes formas de proponer es identificar aquello que genera el malestar, quitar los prejuicios de lado y avanzar en los cambios necesarios para retomar una relación laboral armónica.
Otras motivaciones para iniciarse en el coaching desde el ámbito laboral puede ser la necesidad de cambiar de carrera o profesión, dedicarse a algo completamente diferente de aquello que pensamos, nos gustaba; o finalmente cambiar ese trabajo que terminamos haciendo porque simplemente tuvimos la oportunidad.
Otra posible situación que desemboque en la necesidad de un coach, es cuando una persona ha obtenido cierta estabilidad laboral en relación de dependencia y decide emprender, asomarse al abismo de la independencia puede ser un detonante de muchas creencias que nos limitan y estancan, en este caso, el coach se encargará de acompañarte a detectarlas y superarlas.
Existen cuestiones menos determinantes pero igual de gestionables que pueden llevarte a necesitar un coach, como la dificultad de gestionar tu tiempo, la exigencia de multitasking que puede generar estrés en algunas personas o el aumento de la exigencia en el trabajo.
El ámbito personal, por su parte, tiene un abanico importante de situaciones que pueden ser las que generen un acercamiento al coaching, como por ejemplo, la insatisfacción con el estilo de vida que se lleva, no alcanzar los resultados pretendidos para cierto momento, la falta de control emocional ante diferentes tipos de situaciones detonantes e incluso, la falta o dificultad de autorrealización. El coach en estos casos permite que la persona concretice tus objetivos, trace metas y cuantifique acciones a tomar para llegar al punto deseado. De esta manera, se explora la potencialidad del coachee al máximo.
¿Por qué me conviene tener un coach?
Muchas veces oímos recomendaciones de figuras importantes sobre llevar una vida equilibrada, cuidar de uno mismo y simplemente “intentarlo hasta lograrlo”. Lo que pocas veces nos dicen es que, usualmente detrás de estas grandes personalidades, suele haber un coach acompañando en el camino e implementando técnicas de coaching que
aportan al crecimiento personal de estas figuras que solemos admirar y asesorando sobre las maneras sanas de ‘tratar hasta conseguirlo’.
Entonces, si existe un problema a solucionar, una conducta a modificar o simplemente es necesario un cambio en la manera de ser y habitar el mundo, un coach puede ayudarte a hacerlo.
La empatía es vital para el éxito sostenible
Mencionar como muchas veces por estar concentrados en el crecimiento de nuestros emprendimientos perdemos un poco de empatía y eso dificulta el crecimiento y la productividad.
Mencionar todo lo que se puede lograr al ser un emprendedor empático, como: fomentar imagen positiva o aumentar la productividad.