13 Mar Cómo gestionar el enojo y la frustración
Hay personas que son más propensas a enojarse y otras que no tanto, pero se sabe que todo el mundo experimenta esta emoción. Se entiende que, a nivel general, el enojo y la frustración son emociones complicadas, ya que suelen ir acompañadas de miedos, estrés, incomodidad y decepción. A pesar de esto, es posible encontrar formas de aliviar los momentos más difíciles.
Te invitamos a descubrir cómo gestionar el enojo y la frustración, sin la necesidad de controlar estas emociones que pueden ser muy beneficiosas.
🤔 ¿Qué es el enojo?
El enojo es un estado emocional con distintos niveles de intensidad que aparece cuando una persona siente que fue herida, amenazada o provocada. Este estado provoca, en general, una sensación de querer luchar ante una posible amenaza, aunque también puede existir la necesidad de huir o quedar paralizado ante el hecho, sin saber qué hacer.
No solo afecta al aspecto emocional, sino también al físico, ya que el enojo desencadena una serie de síntomas como frecuencia cardíaca y presión arterial elevadas.
A diferencia de lo que algunos creen, el enojo es una emoción normal y, por ello, saludable. El momento en que se vuelve un problema es cuando se pierde la capacidad de gestión y termina ocasionando problemas, tanto a nivel personal como profesional.
😠 ¿Cómo se diferencia la frustración del enojo?
La frustración aparece cuando una persona siente que ciertas circunstancias se salen de control. Cuando el obstáculo que mantiene a la persona frustrada dura demasiado tiempo, esta puede experimentar el enojo como consecuencia.
💡 ¿Cómo aprender a gestionar la frustración?
La gestión del enojo y de la frustración dependerá en gran parte de la intensidad y la causa que haya desencadenado estas emociones. Por ejemplo, mientras algunas personas experimentan episodios de enojo de forma aislada, otras lo experimentan de forma crónica, y terminan percibiendo efectos más potentes en su salud mental, emocional y física.
A continuación, te compartimos 4 tips que van a servirte para gestionar la frustración de la mejor manera posible:
1. Alejate de la situación que te genera enojo y regresá más tarde
Si una situación te causa frustración o enojo, es recomendable tomar distancia durante unos minutos para pensar las cosas de forma más consciente, y volver a encontrar una solución. Ese tiempo no solo te servirá para gestionar tus emociones, sino también para comprenderlas más a fondo.
2. Movete hacia otro espacio en el que sientas tranquilidad
El enojo te puede hacer sentir atrapado y, en algunos casos, llevarte a decir o hacer cosas de las que te arrepentirías más tarde. Apenas sientas que la frustración o el enojo van aumentando, cambiá de espacio. Intentá volver a pensar las cosas en el exterior, en algún lugar al aire libre, o en otra habitación.
3. Anotá todo lo que sentís
Esta es la recomendación más acertada para gestionar el enojo y la frustración dirigida hacia una situación puntual o hacia uno mismo. En lugar de mantener esas emociones dentro tuyo y sentirte peor después, podés utilizar cualquier espacio para sacar todos tus pensamientos escribiendo, ya sea en tu celular, en una computadora o en un cuaderno.
Si el enojo va dirigido hacia una persona, podés pretender que se encuentra sentada en una silla y decir en voz alta todo lo que le dirías para quitar ese enojo de tu cuerpo.
4. Quitá el exceso de energía de tu cuerpo
El enojo es una emoción desgastante. La tensión que se genera en el cuerpo y la mente se puede liberar a través del ejercicio físico. Algunas personas pueden utilizar meditación, respiraciones profundas, caminatas o levantamiento de pesas para soltar esa energía extra, aunque cada uno sabe qué es lo que le sirve mejor. ¡Es cuestión de probar!
📌 Conclusión acerca de cómo gestionar el enojo y la frustración
En conclusión, gestionar el enojo y la frustración no es una tarea fácil, pero tampoco imposible. Se necesita determinación y foco para ir aprendiendo y poniendo en práctica los conocimientos adquiridos.
No debemos entender al enojo como una emoción negativa, ya que todas las emociones responden a los estímulos que recibimos y son saludables mientras aprendemos a trabajarlas. Debemos darle un lugar al enojo y permitirnos sentir esta emoción, sin dejar que nos paralice o que se transforme en algo que no nos permita vivir el día a día normalmente.